El laberinto de la Izquierda: Elecciones 2023 en Ecuador

Vicente Solano P.

 

En las elecciones anticipadas ecuatorianas del 20 de agosto, se observó una gran volatilidad en la intención de voto, marcada por eventos excepcionales, como el asesinato de un candidato presidencial y un alcalde en funciones. En la primera vuelta, el electorado no correísta osciló entre varias opciones antes de decidirse por Daniel Noboa, hijo del empresario Álvaro Noboa, quien se destacó en el debate presidencial y tuvo amplios recursos financieros para su campaña.

 

Por otro lado, la candidatura de Yaku Pérez perdió apoyo en las últimas semanas debido a su enfoque pacífico y espiritual en un momento en que se requería una presidencia enérgica para abordar los desafíos sociales y económicos del país. La votación en 2023 mostró un cambio significativo con respecto a 2021, con una transferencia masiva de votos desde Yaku Pérez y Xavier Hervas hacia Daniel Noboa y Fernando Villavicencio, el candidato asesinado, que mantuvo su presencia en la papeleta. Jan Topic, quien promovía una estrategia centrada en la seguridad, inicialmente ganó apoyo, pero finalmente algunos votantes se dirigieron hacia el sucesor de Villavicencio.

 

El resultado de las elecciones anticipadas reflejó una situación excepcional en Ecuador, con una gran crisis económica, descontento con el gobierno de Guillermo Lasso y un aumento alarmante de la violencia. La población votó en medio del miedo y el pesimismo. La Revolución Ciudadana (RC), el partido de Rafael Correa que impulsa la candidatura de Luisa González no logró capitalizar completamente el descontento con Lasso y mantuvo un voto similar al obtenido en elecciones anteriores. El asesinato de Fernando Villavicencio impulsó la votación de Construye, la organización que lo respaldaba, convirtiéndose en la segunda fuerza política.

 

Las candidaturas de jóvenes empresarios, como Daniel Noboa, Jan Topic y Otto Sonnenholzner, ocuparon un espacio político fuera del clivaje correísmo/anticorreísmo y representaron un recambio generacional en la política ecuatoriana, especialmente en la derecha política. Cabe indicar que Daniel Noboa, su presencia y participación en la campaña electoral no recibieron la atención o el análisis amplio que podrían haber merecido. Esto plantea la cuestión de que su papel en la campaña pasó desapercibido pero ahora no será así.

 

La candidatura de Yaku Pérez experimentó un notable declive en su respaldo electoral, y esto se debió en gran parte a la falta de apoyo por parte de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y a la falta de claridad en cuestiones clave. Este descenso en su apoyo tuvo un impacto significativo en la izquierda electoral, ya que partidos como Unidad Popular, Partido Socialista Ecuatoriano y Democracia Sí han quedado debilitados, obteniendo solo 3 asambleístas y una votación mínima, a pesar de los intentos de unidad histórica. El Partido Comunista Ecuatoriano fue el gran ausente en este escenario.

 

Un ejemplo de lo anterior es que, en las elecciones de 2021 en la provincia de Cotopaxi, Yaku Pérez obtuvo una sólida victoria con un impresionante 43,80% de los votos, consolidando su posición como una figura destacada, mientras que Andrés Arauz quedó en segundo lugar con un 18,58% de los votos, demostrando un apoyo significativo. Sin embargo, las elecciones de 2023 en Cotopaxi trajeron un panorama político notablemente diferente. Yaku Pérez experimentó una disminución en su apoyo, obteniendo solo el 9,06% de los votos. En su lugar, dos nuevos candidatos emergieron como contendientes destacados. Daniel Noboa obtuvo un sorprendente 25,25% de los votos, situándose en el primer lugar. Por otro lado, Luisa González se destacó con un impresionante 24,47% de los votos, acrecentando la votación de la RC y asegurando un buen segundo lugar. Incluso Villavicencio y Topic superan en votación a Yaku Pérez.

 

En esa línea, Pachakutik también sufrió las consecuencias de divisiones internas y errores políticos en la Asamblea Nacional, lo que resultó en que solo contara con 4 asambleístas. El ganador de este conflicto interno fue Leonidas Iza, quien muy probablemente liderará Pachakutik con Churuchumbi. Así, en la izquierda poscapitalista, es probable que muchos de sus seguidores opten por el voto nulo en futuras elecciones, y algunos podrían alinearse con el correísmo representado por Luisa González, mientras que otros podrían inclinarse hacia la candidatura de Daniel Noboa.

 

En la lucha electoral podríamos indicar que importantes sectores populares se han volcado a elegir gobiernos neoliberales. Probablemente, la mala interpretación se debe a que las izquierdas siguen pensando en términos de estructura económica, mientras que en la actualidad los intereses de las personas también se ven influidos por factores simbólicos e ideológicos. Esto es un punto válido y es importante reconocer que las motivaciones de voto son multifacéticas y no se reducen simplemente a intereses puramente económicos.

 

Jorge Alemán en su libro Ideología, argumenta que el sistema ha logrado influir en la subjetividad de las personas, incluso en aquellos que objetivamente se ven perjudicados por sus políticas. Este es un aspecto clave para comprender por qué el neoliberalismo puede ser popular a pesar de sus efectos negativos en la mayoría de la sociedad. Se sugiere que el neoliberalismo no es necesariamente antipopular, ya que puede crear intereses simbólicos fuertes. Si bien es cierto que el neoliberalismo ha logrado crear narrativas aspiracionales y promover una lógica individualista, también es fundamental reconocer que estas narrativas a menudo encubren desigualdades profundas y la riqueza en manos de unos pocos. La popularidad del neoliberalismo no debería disfrazar sus impactos negativos en la mayoría de la población.

 

La izquierda debe enfrentar el desafío de reconstituirse con nuevos liderazgos y conectar con la creciente rebeldía que hoy se encuentra arraigada en el imaginario de la derecha política. Ser de izquierda ya no se percibe necesariamente como una posición “anti-sistema”. En este proceso de reestructuración, debe centrarse no solo en la defensa de los derechos de las minorías, sino también en representar los intereses de los amplios sectores de trabajadores, pobres y excluidos.

 

La segunda vuelta se anticipa larga y potencialmente convulsa en un país marcado por la violencia. Las consultas populares sobre el Yasuní y la minería marcan hitos en las luchas ambientales y rurales del país, aunque también generan divisiones en el espectro político. La izquierda en Ecuador debe enfrentar el desafío de reconstituirse para recuperar su influencia, relevancia y su carácter revolucionario a mediano plazo.